Son las doce de la mañana así que Jakub, como cada día desde
hace más de seis meses, se sienta en la silla de ruedas y se acerca a la
ventana. En unos minutos llegará el panadero y ella saldrá a comprar. Si Jakub
tuviera corazón su pulso se aceleraría y sus mejillas tornarían a un color
rosado. Pero desde hace 194 días le debe la vida a dos bombas cardíacas que
reparten la sangre por todo su cuerpo. Jakub no tiene corazón, se lo extirparon
por un tumor maligno. O por un amor maligno -bromea él. Y sin embargo, hace 194
días que se ha enamorado. A las doce compra el pan, a las dos recoge a los
niños, a las seis suele coger el coche, a las nueve llega el marido. Jakub no
puede demostrarle su amor desde la ventana del hospital pero sí puede
transmitírselo. Por eso, cada vez que la mira sonríe y se le achinan los ojos
de ternura. Sonríe y le envía fuerzas, y suerte, y besos, y versos. Escribe
para ella poemas que recita en silencio mientras divisa de lejos su
silueta. Jakub espera un corazón
donante donde guardar todo el amor que tiene para ella. Pero se ha hecho tarde.
Lo han encontrado esta mañana sentado frente a la ventana, con los ojos
cerrados y una sonrisa en los labios. La enfermera ha cerrado la persiana. Le
ha parecido ver abajo al panadero.
Hey there Delilah - Plain White Ts
1 comentario:
Me parece un precioso relato.Con una gran profundidad en el contenido..
Es un regalo leerte, te quiero.
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